De verdad, intento ir al cine. No quiero dejar de ir. Pero últimamente cada vez que entro en un sala alguien me tira un liquido espeso en la cabeza, o abusa de mi confianza de una forma que no pensaba que fuera posible. ¿Qué está pasando? Con Screa4m me pasé toda la película intentando conectar con la historia, justificando los primeros tropezones, esperando un giro narrativo que nunca acabó de llegar, o por lo menos una disculpa sobreimpresa en la pantalla por encima de la acción pidiendo perdón por la mayor colección de diálogos inútiles, pretenciosos, idiotas, y narcisistas, que he visto en mucho tiempo. No vale la pena intentar explicar la sinopsis: En Scre4m, los personajes están tan ocupados lanzando referencias a otras peliculas de terror que apenas tienen tiempo de moverse o de interactuar entre ellos. Es muy extraño, durante un rato te sientes como si hubiera alguien guiñándote el ojo en una sala oscura. Al principio te llama la atención, consigue intrigarte, pero enseguida te dan ganas de llamar a la policia. En este caso, a la Policia del Cine. La Film Police. ¿Dónde está la Film Police cuando se la necesita? ¿Por qué nadie le retira el carnet de conducir películas a ese viejo zarandajas que es Wes Craven? Y ya puestos, ¿por qué Wes Craven lleva esos modales tan extraños, ese extraño matojo de conductas en la cabeza? Es como un villano fallido, el asesino carismático que nunca se atrevió a filmar en sus años de gloria.
Si el objetivo de Scre4m era conseguir que el público de la sala empezara, de forma unánime, a lanzar cortes de mangas hacia la pantalla, entonces objetivo conseguido. Scre4m es un éxito. Os lo juro, nunca había oído a tanta gente chascando la lengua al mismo tiempo. Es como si a medida que la saga avanzara los personajes hubieran sido sustituidos por unas réplicas cada vez más maquilladas y subnormales de ellos mismos. A ratos pensaba que en lugar de entrar en la sala que proyectaba Scre4m me habia metido en la que proyectaba la nueva Scary Movie. Apenas existe diferencia entre ambas a estas alturas. La gente muere sin motivo. Los personajes se escandalizan mucho rato cada vez que aparece un cadáver muerto a cuchillazos, pero nadie piensa en comprarse un revólver. Nadie. Y todo eso en un pueblo en el que ya han matado a más de cincuenta personas. Y de vez en cuando aparecen unos policias, diciendo:
"No podemos hacer nada. Ese tipo tiene un cuchillo".
Esta película sólo consigue una cosa de manera efectiva: recordarnos que Wes Craven da risa. Y por cierto, ¿dónde están los travestis? Recuerdo haber visto un trailer en el que aparecían travestis. ¿O me lo imaginé? Os juro que vi un trailer en el que aparecían travestis. E incluso vampiros con el pecho depilado. Aunque ahora no estoy seguro de si era Scre4m o la ultima película de Ventura Pons. Y ya puestos, ¿no se parece un poco Ventura Pons a Wes Craven? Estoy convencido de que una maratón de películas de ambos funcionaría muy bien. Los dos son dos directores que cada vez que pretenden ponerse estupendos se vuelven pretenciosos y penosos, ridículos. El próximo día, reseñaremos Linterna Verde, la película oficial de los dentistas del espacio, que parece que viene fuerte. Pronto. Muy pronto.