Según Carlo Padial esta podría ser la mejor imagen para ilustrar el último evento organizado por Sergio Hernández y la sección instrumental de Los Pioneros del Siglo XXI. Hacia tiempo que no me lo pasaba tan bien un sábado noche lejos de la Mothership. Recuerdo que lancé al vacío del Palau de la Música un compact disc de los Doors. Carlo Hart, y Kahlo Dadanoias, y Alberto Cotes, y el legendario D'OldStar, y el Flannagan's y su chica, y Esteban Navarro, me han explicado que me precipité sobre el equipo de música en un intento de convertirme en estrella del rock. También me han comentado que momentos antes me trabajé un triple golpe de cintura que me disparó hacia el suelo, en el que permanecí durante un buen rato mientras el resto de la gente ni se inmutaba. Sólo soy capaz de rememorar las dos primeras horas escuchando a los Isley Brothers y a Prince antes de perder el conocimiento, no sé si después de terminarme el tercer o cuarto Jim Beam con Ginger Ale gentileza de Sergio Hernández, quien se ofreció sin más a celebrar una fiesta al estilo de Los Pioneros en la terraza de su casa. No me podría haber imaginado un mejor anfitrión. Terminó prendiéndole fuego a nuestros corazones. Al menos al mío. Aunque reconozco que la borrachera ayudó bastante. Y escuchar Billy Jack Bitch a todo trapo también, y la doble sesión de puro funk del Dr. Funkenstein, y la del legendario D'OldStar, y la que al final de la noche se improvisó Alberto Cotes. Lo demás como que casi ni sé si sucedió. El domingo, hablando con Sergio, me vino a la mente una chica que me dejó agilipollado. Y acto seguido, dos mujeres encantadoras con las que me hice una foto para enviársela a un amigo que vivía en Madrid, creo. Y como un flash Sofía y su mechero naranja y su amiga, que no me dejaron aburrirme. Y ahora recuerdo a un chico que trajo el oro helado y a su novia, y las ganas que tenían de bailar y pasarselo bien. Como todos los amigos de Sergio. Éramos un montón. Muchos. Todas personas educadas. Quizás por eso bebí tanto. A las seis y pico de la mañana se apuntó una vecina que venía de trabajar y que nunca había subido a la terraza. Lo demás son difusos fragmentos que no se distinguir de lo que podría ser un maravilloso sueño bajo una constante sensación de peligro y bienestar, como apuntaba Sergio. Celebramos una buena Party, eso seguro. Obramos como auténticos perros atómicos esparando la salida del sol. La consiguiente resaca de veterano o acidez de estómago la ilustra Alberto Cotes con la siguiente imagen.
Qué honor estar en esta oda a la alegría que has escrito. Gracias, Didac.
ResponderEliminarSi no hubiera estado en esta fiesta y leyera este comentario, pensaría que la mitad de las cosas son mentira. ¡Pero puedo asegurar que así pasó!
Muchas gracias por hacer de esa noche lo que fue.
La foto no sucedió, pero bueno Dídac, cuando dispongas.
ResponderEliminarFdo. mechero naranja
doy fe de que no hubo tal foto (quizas en tu mente si), asi que ya sabes, cuando dispongas...
ResponderEliminarfdo: su amiga
Y yo con 39 de fiebre en la cama...
ResponderEliminarPues vaya, estaba seguro de haberme hecho una fotografía con dos chicas y Sergio. Es más, diría que llegue a ver la foto hecha con el móvil. Vi mi cara iluminada por la borrachera, digo por la felicidad... claro que llevo viendo fotos de la fiesta desde que Sergio me dijo que tenia una terraza y muchas ganas de montar una pista de aterrizaje para la Mothership...
ResponderEliminarGracias Sergio. Nunca me había sentido tan cómodo en casa ajena y con una borrachera tan salvaje.
Gran Mothership on tour
ResponderEliminarMe ha gustado lo de la pista de aterrizaje. Cuando queráis, yo estaré encantado de que la Mothership haga otro bolo en ese tour que dice Alberto que está haciendo. Quemaré unos neumáticos para señalizar bien el aterrizaje, para que no pase de largo!
ResponderEliminarGracias a vosotros! Aún tengo encima el cansancio tranquilo causado por tantas emociones.