WHEN WE WERE KINGS. VIDEOANÁLISIS DE "ALL OF YOU" DE JULIO IGLESIAS, por Alberto Cotes

La cosa empieza fuerte. Una botella de champagne se descorcha y precipita el despiporre. En el quicio de la puerta, acudiendo a la llamada, Julio Iglesias. El polinizador ibérico. Julio el sonrisas. Míster Maestro. Entre la gente, Diana Ross, vestida con la bata de estar por casa de Dark Vader y con aspecto de ser la única que repara en un hedor insoportable, viéndolas venir. Julio va directo al tema y eso que viaja en limusina y no tiene que padecer por tener el coche en doble fila. Mientras saluda a la viejales que maneja el cotarro, cruza la mirada con Diana y sucede. La reacción resultante es todavía hoy motivo de estudio en el Químico de Sarrià.

Julio Iglesias, de siempre, te lo canta todo directamente a ti
Mientras tanto la fiesta continúa y aunque los asistentes lucen cierta aura de haber dejado aleteando las existencias de cocaína de toda la comarca no pasa nada fuera de lugar. Nada que no tenga que pasar. La gente baila y sonríe. Están a gusto. Hasta los camareros parecen pasarlo bien y a nadie le aprietan los mocasines. Hay algún arrumaco pero poco más. Un rollo muy extremo, casi tántrico. Como una orgía de eunucos. Todo muy sensorial. El negro con bigote es un claro ejemplo. Se desenvuelve como quiere entre un par de jamelgas vestido únicamente con un bañador azul pero, precisamente, ahí está el tema. El slip oprimiéndole el matute. Agua que no has de beber. Sutil. Pero aquel que ha bebido en todos los manantiales del universo no está por placeres pa’dentro y no quita ojo a Diana. Ambos se controlan desde los extremos de una misma habitación, aunque puede que en parte sea porque ya se han arrancado con el dueto. De palique en la distancia. Pelando la pava entre cabezas. Y eso que Diana Ross ha decidido no poner las cosas fáciles y para demostrarlo se quita la capa, quedando vestida con una prenda idéntica a la que ya llevaba. Mensajes contradictorios porque al poco le espeta aquello de “I want everything and I’ll take nothing less” Julio parece dudar, sólo un instante, de manera casi imperceptible y es que Diana Ross es una mujer Suprema, Super Suprema… Carne Lover’s.

La tensión termina resolviéndose cuando se enroscan a solas en una habitación y, aunque no lo vemos, sabemos que se pasan horas, días y hasta puede que semanas cantando. Y la fiesta continúa para siempre. Evocada una y otra vez por un puñado de afortunados asistentes. Una vez estuve a punto de tirarme a una tía en una fiesta en la que estaba Julio Iglesias. Yo también estuve en esa fiesta. Todos los fines de semana de mi vida.

5 comentarios:

  1. Sensacional. Este es el tipo de contenidos que uno espera. Aquí, o en cualquier otro sitio.

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  2. Míster Maestro18 jun 2011, 19:37:00

    Me habéis calado. Qué despiporre!!!

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  3. Por cierto, recuerdo este video. De pequeño me intrigaba bastante.

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  4. Vaya matute! ...te lo tenias bien guardado el Shot Supreme ...Buen bistek Atomic Dog!

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  5. Quisiera destacar al bailarín negro del inicio que luce eslip azul celeste. Por otra parte considero que el pelo de Julio Iglesias y de Diana Ross proceden de la misma peluca.

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