El pasado jueves Xavier Daura, Carlo Padial, y yo, experimentamos el chispazo de la Barcelona nocturna a golpe loco de Jim Beam. Danzando de mesa en mesa hasta el cierre del ultimo tugurio, masticamos el alcohol que suministra el barrio de Gracia sin rechistar. Nos electrocutamos hablando del presente en beneficio de un futuro cargado de buenas intenciones, y casi al final de la noche, vimos un aquelarre en la puerta de un garito en el que habíamos estado. Tuvimos suerte. Podríamos haber sido la ofrenda para el sacrificio. Una hora antes, estando dentro de aquel antro, Xavier había puesto todo su empeño para que así fuera. Pero al final no sucedió nada. Acabamos despidiéndonos en calzoncillos. Carlo no. Él ya estaba en casa cuando Xavier y yo nos mirábamos a los ojos buscando una razón para seguir despiertos. De buena mañana desayuno en una cafetería de corte suizo. Solo nos faltaron un par de alemanes disfrazados de época para encuadrar la fantasía. Al final, el rigor del compromiso nos separaba, forzando el regreso a nuestros propios sueños de cabeza de ratón o de cola de león, según se os antoje. He memorizado imágenes que recuerdan otras imágenes que ilustran la suciedad urbana, digo, la sociedad moderna. Fue interesante traficar con la violencia por tercera noche consecutiva. Cada vez lo veo más claro, es una moda emergente que terminara por imponerse. No tenemos una fotografía que ratifique el episodio vivido, aunque pensamos que tampoco la necesitamos. Ya sabéis que no somos de la mentira. Nos encanta la verborrea realista.
Hablando de la verborrea realista, alguien tendría que hacer una tesis sobre la mezcla de ficción y realidad en las obras de los Pioneros del siglo XXI.
ResponderEliminarQuién tuviera la edad de vuestros padres!!!
ResponderEliminarNo hacia falta explicar nada, con esa imagen ya se entiende todo.
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