De entre todos los misterios que se nos presentan a lo largo de un rodaje, hoy nos hemos propuesto haceros participes de uno. Solo podemos adivinarlo, creer en él como un ciego confía en su perro lázaro.
En cierto sentido, nosotros tampoco hemos sido capaces de descifrar su significado. Es difícil expresar un motivo que apenas puede explicarse. Se desdibuja ajeno a nosotros. Sin embargo, mientras indagamos, es gratificante descubrir que se crea una simbiosis única entre las imágenes y el sabor de la nicotina en el paladar.
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