DEJAME QUE TE CUENTE MI CHISTORRA, por Dídac Alcaraz

Carlo siempre me dice: Una entrada cada tres días. Esa es la pauta que destilan la mayoria de blogs en España -me argumenta-. Sueltas tu pequeña brasilla, apuntas un par de conceptos, y te vas sin rallar, para luego, pasados tres días como mínimo, volver con algo refrescante. Y supongo que es la fórmula más acertada. Para qué voy a negárselo. Cuando Carlo dice algo, no lo dice al azar. Suele ser la conclusión de un elaborado razonamiento que nace de una persona exepcional.

Creo que ya os podéis imaginar por donde van los tiros ¿no? Quería estirar un poco más el momento. Hacer como que no, a lo Hitchcock, empezar con un tema cualquiera y luego soltarlo todo. Sin tiempos muertos. Pero, que queréis que os diga. Con tanta festividad y mamoneo familiar estoy de un sensible brutal, y me siento incapaz de contener toda esta ilusión que me agita el corazón.

La historia es que me voy a celebrar la entrada del año nuevo fuera de casa. Será mi primera vez. Aunque ese no es el motivo de tanta alegría. Al contrario, soy un hombre arraigado a las tradiciones familiares, y me da tristeza dejar a mi madre sola. Pero, ¡que coño! Hace unas semanas que ando a rebufo de mis emociones, dando tumbos como un tuerto que no acierta el botón de parada, y la verdad, es maravilloso. Mi vida se ha vuelto pura funktasía. Os lo puedo asegurar. Me siento la persona más afortunada del mundo ¿Y sabéis por qué? Porque lo tengo a él. A Carlo. Vamos a pasar el fin de año juntos con Fernando. Otro Pionero de calibre del que no puedo prescindir, y del que ya os hablaré en otro momento. 

Hoy solo quiero hablaros de Carlo. De lo mucho que lo aprecio. Por esa razón estoy aquí a punto de soltaros una buena chistorra.

Sé que la mayoría de vosotros ya lo conocéis. Se ha ganado el prestigio y la categoria de guasón maestro con sus escritos, sus videos, y su presencia sofisticada. Pero yo no sólo me alimento de los ratos que pueda pasar leyendo sus brasas, o grabando videos, o cuando salimos de copas, o si por algún casual le acompaño a tomar café, o si nos ponemos a mirar algún documental, o una película rara, o escuchamos música mientras hacemos terapia de choque, o cuando hace las de discjockey y yo las de payaso bailarín. De Carlo obtengo mi bien más preciado. Mi cordura. Mi súper yo. Mi ego. Y mucho más que eso. Carlo es mi piedra angular. Es aquello que le da sentido a mi vida. Es una constante. Cuando el caos se genera en mi cabeza sólo él tiene el don para entenderlo. Es alucinante. Llega y pone orden y luego se me salta la risa por dentro y todo regresa a su cauce primitivo y de nuevo vuelvo a bailar sin más. Carlo es mi felicidad. Una felicidad que viene de frente. Sin lugar para las dudas. Siempre esta ahí. ¡Siempre! Aún y cuando no está. Es una potente fuente de intelecto, guasa y alegría. Y ya no sigo porque sino al final vais a pensar que esto es una declaración de amor incondicional. Y podría serlo. De hecho es una declaración de amistad. En toda regla. De amistad sincera. De las que generan envidias. Y no es para menos. Apenas tengo amigos, y no soy muy de tenerlos. Incluso a veces pienso que ni siquiera los necesito, porque Carlo es para mi todos los amigos que quisiera tener. A su lado me siento un auténtico animal. Hoy he comprendido que estando él a mi lado no tiene sentido querer dejar de vivir. Y joder, es un sentimiento que quiero compartir, ¿que pasa?

Ya que estamos, aprovecho para invitaros a pasar el año nuevo, (entero), en la Mothership. Allí estaremos todos los Pioneros, y mucha más gente. Dandole fuerte como siempre al P-Funk! A partir de la 1:00h y hasta que los vecinos llamen a la policía. Os adjunto el mapa oficial con la ubicación del garito del siglo XXI. En la calle Francesc Macià, 27, de Sant Joan D'espì.

...LLEGAR ES FACIL, AUNQUE CUESTA...