Las vaciones, para los que no las hacemos, así como las navidades, que todos estamos obligados a celebrar, están hechas para recordar. Para dejarse arrastrar por el olor de los zapatos viejos y adentrarse en el inframundo de los álbunes de fotos familiares.
De entre todos los álbunes que hemos visto, nos ha hecho ilusión rescatar este retrato de los padres de Dídac Alcaraz. Mientras imaginábamos que tipo de infancia tuvo, él mismo nos confeso que esos no eran sus padres, ni sus zapatos. Que su vida era una broma de mal gusto que algún desgraciado decidió gastarle cuando era pequeño. Aun y con esas, hemos continuado riendo juntos un buen rato, bailando alrededor del fuego y bebiendo Martini seco con grosella. Una costumbre que Dídac ha heredado de sus falsos padres.
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